Bárbara Buj
EMDR Trauma
Sobre Mí - Bárbara Buj

Bárbara Buj

Psicóloga en Barcelona, experta en relaciones interpersonales, apego, trauma y resiliencia. Psicoterapeuta sistémica y sanitaria.

Soy una profesional de la psicología con más de 10 años de experiencia, ayudando a personas a superar sus desafíos emocionales y encontrar el equilibrio en sus vidas.

Mi enfoque está basado en la terapia sistémica, terapia basada en el trauma, evidencias neuropsicológicas, epigenética y reprocesamiento del trauma.

Mi objetivo es ofrecer un espacio seguro y de confianza donde puedas explorar tus emociones y alcanzar tus metas personales. Estoy aquí para apoyarte en cada paso del camino.

Mi Experiencia Personal

Quiero ser psicóloga desde que mis recuerdos alcanzan, no sabría bien explicar qué significado le otorgaba, pero lo quería con convicción y entusiasmo.

Entre profesionales siempre decimos que estamos en este mundo por alguna razón, que no somos terapeutas familiares y nos dedicamos a ello porque sí, sino porque hay algo en nuestra historia que nos lleva a querer entender quiénes somos y acompañar a otros a que también lo logren.

Mi historia, como la tuya, le da sentido a la persona y profesional en la que me he convertido, y por ello, me gustaría compartirla contigo.

En mi etapa infantil fui diagnosticada de dislexia. Tengo algunos recuerdos y sensaciones conscientes, como por ejemplo: recuerdo estar en el salón de casa haciendo esas dichosas fichas con mi madre, con la sensación de no entender absolutamente nada de lo que había en ellas, mientras mi padre entraba y salía del salón sin saber qué hacer. Recuerdo el pensamiento que me acompañó durante bastante tiempo: "eres tonta y no vales", así como también recuerdo las conversaciones con mi madre repitiendo una y otra vez: “eres inteligente y vas a aprobar el curso”.

Una vez fui superando la dislexia, llegó la adolescencia, una etapa de cambios y momentos de autodescubrimiento. Descubrí el teatro, la gimnasia rítmica, mi pasión por la escritura, el baile y mucho más. Pasé del miedo a relacionarme a querer sociabilizar todo el tiempo, a hacerme muchas preguntas sobre porqué yo me seguía sintiendo diferente al resto. Me apasionaba la psicología, la filosofía, el arte, la política y la medicina, de manera que poco a poco se fue forjando mi pasión por el conocimiento. A pesar de todos estos cambios, algo en mi interior seguía diciéndome que no eran suficientes las notas que obtenía, que podía y debía esforzarme más.

Estudié la formación obligatoria y bachillerato, y fue entonces cuando una señora (no puedo llamarle profesional) me dijo que no servía para estudiar y que tendría que dedicarme a trabajar en un supermercado (como si trabajar en ello no fuera un trabajo digno que nada dice de ti o de tus capacidades). Que me aseguraran que no podía y que no era capaz, me afectó muchísimo, pero acabé utilizando esa energía en demostrarme a mí misma que podía hacer con mi vida lo que eligiese hacer. Entré en la universidad, estudié psicología y en ese momento inicié un largo camino de formaciones, cursos y aprendizajes que me fueron forjando día tras día. Recuerdo esta etapa con una gran sonrisa y felicidad, ya que pude ir revirtiendo esa horrible sensación de no valer y cambiarla por el pensamiento de: “puedes hacer lo que te propongas” y empecé a disfrutar del camino.

En mi edad de juventud y adultez, he vivido momentos de todo tipo, y todos ellos marcados por el impulso a crecer, mejorar y ser la mejor versión de mí misma. La elevada exigencia también pasa factura, en ocasiones no sabiendo regular ni dosificar mis fuerzas, en otras, volcándome en mis estudios de forma exclusiva (cuando preparé el PIR durante tres años) y muchas veces siendo muy crítica y poco reconocedora de los logros. Pero toda cara B tiene una cara A, y la mía ha sido ser perseverante, responsable y comprometida con mi profesión. Así como me ha configurado como una profesional a la que le apasiona el conocimiento y la experiencia desde la conexión conmigo misma y los otros.

Hoy me gustaría decirle a esa niña interior (y quizás también a ti que me estás leyendo) que confíes en ti, que te quieras incluso cuando las cosas no salgan como quieras, que te reconozcas en los logros y en las dificultades, y que disfrutes mucho del camino porque será el que tú elijas.